Kenia Inés Hernández Montalván es defensora de derechos humanos, forma parte del Colectivo Libertario Zapata Vive y se ha articulado con colectivos y espacios contracarcelarios en el Movimiento Nacional por la Libertad de los Presos Políticos que luchan contra los campos de exterminio de hoy: las cárceles.
Kenia lucha por la vida, contra el capitalismo extractivo y voraz que, caracterizada en este sistema global capitalista donde el despojo y el saqueo de pueblos y territorios en nombre de la acumulación de ciertas élites y bajo la mentira de “progreso y desarrollo”, extermina procesos comunitarios y otras formas alternativas de vida anti-hegemónicas.
Kenia se opone a eso. Kenia está encarcelada porque lucha por los derechos de la tierra, el territorio, la libertad política, los derechos colectivos y comunitarios, promoviendo diferentes formas de resistencia pacífica frente a modelos de desarrollo con enfoques neoliberales impuestos por el Estado ocupacionista criollo mexicano.
Kenia está en la cárcel debido a su trabajo contra estas lógicas extractivistas que edifican un patrón de muerte de clasificación global de vidas en el que los cuerpos racializados son precarizados, asesinados, dejados a morir y encarcelados. Las vidas que no importan sostienen la existencia digna de las vidas hegemónicas, blancas y que personifican el patrón de oligarquías de este modelo neoliberal, el cual profundiza la dominación y la explotación de vidas subalternas y recursos territoriales.
Kenia está encarcelada porque ha denunciado la explotación y el abuso de parte de las instituciones racistas del Estado mexicano. Kenia está encarcelada porque se ha opuesto y ha puesto el cuerpo en contra del encarcelamiento de sus compañeros y compañeras que junto ella, luchan siendo objetivo de amedrentamientos, amenazas de muerte, abusos y hostigamiento institucional de parte de la policía y el criminal aparato represivo de (in)justicia de este error de país.
Nos interesa decir que el derecho ha sido creado para sostener la antropología de la dominación del Estado, ya que, con la venia del aparato de justicia, Kenia ha sido objetivo de una persecución y una continua campaña de criminalización de su labor. Se fabricaron 7 delitos en su contra como represalia a la labor de defensa que realiza, cuando sabemos que el derecho a defender la libertad de expresión son derechos ganados.
La justicia y el Estado mexicano están criminalizando la vida y trabajo de Kenia por significar un obstáculo al actual modelo de desarrollo extractivista y de explotación de estos gobiernos en todos sus niveles. Esto, y hablando en sus términos, contraviniendo su responsabilidad convencional e internacional ante el sistema regional y universal de DDHH. Es decir, el Estado mexicano no se respeta ni así mismo.
La criminalización siempre ha sido una estrategia fascista de Estado, para construir el sujeto anormal y criminal, porque sólo así puede justificar su violencia y daño en nombre de la ciudadanía blanca, activa y buena que está afuera, que no sabe lo que es estar en prisión y que su blanquitud le exenta de estarlo en cualquier momento.
A esa gente de bien le decimos: una mujer indígena amuzga está en prisión siendo inocente – porque el Estado la nombró criminal por no apoyar su proyecto desarrollista colonial de muerte. La justicia en México es una ilusión, porque más que justicia es un aparato criminalizante que niega la libertad más fundamental de una persona: no estar tras las rejas.
El Estado mexicano ejerce una política necro contra Kenia. El Estado policíaco y coercitivo no sólo asesina con sus armas y ejércitos, sino que deja morir, QUEREMOS DEJAR BIEN CLARO que el Estado no solo le imposibilita la libertad a Kenia, sino que está afectando su integridad física. Según organizaciones acompañantes, Kenia por las condiciones de salubridad, ha presentado deterioro de su salud.
Las cárceles son campos de exterminio, porque se conjugan las condiciones adecuadas para que no haya vida allí, porque las vidas de las personas racializadas como Kenia no son importantes. Las personas encerceladas experiementan la mayor violación al derecho a la vida, porque las condicones son de muerte. Las cárceles son incompatibles con el vivir. ¡¡¡¡QUEREMOS QUE QUEDE CLARO: lo que le pase a KENIA será un crimen de Estado!!!!
Aunque organizaciones de la sociedad civil solicitaron atención médica adecuada, NOSOTRAS NO VINIMOS AQUÍ A PEDIR ATENCIÓN MÉDICA EN LA CÁRCEL, queremos su liberación inmediata, porque el deterioro de la salud de Kenia no sólo se trata de un tema de cuerpo sino también de sus potencias más fuertes que le infunden aliento y fuerza para luchar, contra el pronóstico neoliberal.
Creemos que las cárceles son lugares para entristecer el cuerpo, son espacios descarnados donde el poder somete la voluntad y destruye los sueños. Nosotras creemos en los sueños, no en soñar futuros individuales aspirantes en el capital, sino soñar la destruccción de este error de mundo que aniquila tierra, territorios, cuerpos negros, indios, racializados y mestizos para el sostenimiento de este sistema de opresión heterocapitalista, que para quienes estamos aquí y quienes no formamos parte del pacto socio-racial de la blanquitud: nos quiere muertas.
Si algo deseamos, ES LA MUERTE DEL ESTADO, DE LA CÁRCEL Y DE TODO SU APARATO REPRESIVO DE CONTROL.
La cárcel es racista por nacimiento, y es el brazo del Estado para materializar su ilegítimo poder coercitivo, la cárcel encierra a quienes se oponen a ellas, la cárcel es la carta que usa la institucionalidad para amenazar a quienes disienten y muestran su desacuerdo. Las cárceles son espacios de construcción de identidades subalternas y son profundamente racistas porque son una herencia colonial que sostiene la lógica punitiva como único camino de justicia. Las cárceles tienen color: en su gran mayoría son personas inocentes, empobrecidas, racializadas y en condiciones de desigualdad. No queremos su igualdad, queremos que desaparezcan.
No pedimos que investiguen a sus responsables porque no creemos en sus instituciones ni en su justicia. EXIGIMOS LA LIBERACIÓN INMEDIATA DE KENIA, porque es una presa política. Es decir, Kenia no cometió ningún delito, está encarcelada porque sus ideas y su accionar antirracista, pone en duda su maldito proyecto político de muerte. ¡Libertad para Kenia ya!
Ante esto, NO MÁS CÁRCEL, LIBERTAD INMEDIATA PARA KENIA Y PARA TODES LXS PRESOS POLÍTICOS.